sábado, 12 de enero de 2013

Caminando sobre el mar

            Las predicciones de viento para el día 5 hablaban claro, viento flojo o muy flojo. Sin duda, una buena ocasión para dejar a Zaldi amarrado y volver a calzarme las botas de monte, además, Juanan me acompañaría, una ocasión así no podía perdérmela.

           El día amanece gris y frío, es lo que toca ahora, recojo a mi amigo en su casa y subimos en coche hasta el refugio de Arritxulo. Pero al salir del coche el panorama desde allí arriba nos sorprende, hay un espléndido mar de nubes y encima nuestro el cielo es azul. No tardamos en tomar nuestro camino y pronto ponemos a funcionar las máquinas de fotos, algo me dice que hoy trabajarán y mucho.

             Según ganamos altura nuestra satisfacción aumenta, ante nosotros se extiende un inmenso mar, mejor dicho, océano de nubes que se ha establecido a unos 500 metros de altura, todo lo que hay por debajo de esa cota queda oculto a nuestras miradas. El clímax llega a su “cenit” cuando llegamos a la cima de Bianditz, desde la cumbre nuestra vista alcanza hoy nítidamente las cumbres del pirineo navarro. ¡¡ Cuánto tiempo sin disfrutar de un panorama semejante !! Allí, en lo más alto del recorrido de hoy disfrutamos, el placer visual nos invade y las tarjetas de memoria de las cámaras se impregnan de imágenes que son un auténtico tesoro de piratas.

          Apenas hace viento y las nubes del valle siguen donde estaban, hoy no levantará allí abajo. El territorio de Iparralde también está inundado de nubes y el Larun parece hoy una enorme isla en medio del mar, solo faltan en el decorado los barcos…

        Tras deleitarnos con la vista del mundo que nos rodea, tomamos un cómodo camino que nos descenderá hasta Domiko. Al llegar al pantano visitamos el enorme secuoya que habita junto a su orilla y disfrutamos de la paz del lugar. El pequeño embalse es un espejo y la tranquilidad que se respira en el lugar hace que nuestras pilas se recarguen. Sin demora buscamos el canal que nos llevará hasta Aialde, magnífico lugar para reponer fuerzas, el descenso hasta la central hidroeléctrica donde da comienzo el tramo de agua acanalada es de una gran belleza, pisamos terreno muy poco transitado.

         Tras recorrer los 5 km de canal llegamos a Aialde, allí, un reconstituyente caldo nos revitaliza, y tras despedirnos de la amable anfitriona terminamos nuestro recorrido ascendiendo hasta el collado de Aritxulegi.

         Ha sido una vuelta a las montañas fabulosa, es cierto que he notado mi bajo estado de forma, pero eso tiene arreglo, lo importante es que la montaña ha vuelto a saciar nuestros deseos, ha sido generosa con nuestras pretensiones.

Las imágenes hablarán por si solas.

          

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