sábado, 5 de junio de 2010

La carrera de los 8.000

30 abril
Quiero que quede claro que lo que expongo ahora es solo mi opinión y soy consciente de que es posible que en algunos conceptos puedo estar equivocado. Es una opinión que no va contra nadie en particular pero si contra todos, y cuando digo todos me estoy refiriendo a la sociedad en general, ¿ que está pasando con algunos valores éticos ?. Insultamos, menospreciamos, sufrimos de ambiciones desmesuradas, parece como si nos hubiéramos olvidado de nuestros comienzos.
Que difícil me resulta en estos momentos intentar ordenar mis ideas, me vienen recuerdos de hace ya muchos años durante una tarde en Sta Barbara, la escuela de escalada próxima a Hernani en Gipuzkoa, alguien llego corriendo mientras que gritaba ¡¡ ya está, ya está !!  Han subido, lo han conseguido, la radio ha dicho Martin Zabaleta… era 1.980. Zabaleta se había convertido en el primer hombre del estado que subía al techo del mundo.
La vuelta a casa en el tren fue monotemática, todos estábamos exultantes de alegría y durante unos cuantos días no se hablaba de otra cosa en la calle, como recuerdo el recibimiento que se le hizo en su pueblo.
Posiblemente Martín Zabaleta había dado sin saberlo el pistoletazo de salida a la carrera más dura que existe, la carrera de los 8.000.
Nunca llegué tan siquiera a plantearme la ascensión a una de esas míticas cimas, a mi me venían muy grandes y muy lejanas. Además he de decir que nunca he sido muy ambicioso en la montaña, sobre todo cuando se trataba de contar los metros. Jamás me ha importado la altura de las cimas que he subido, de hecho ni tan siquiera he subido a una cima de Alpes, yo he entendido y entiendo la montaña de otra forma que no es ni mejor ni peor de la de otros.
Pero no por ello dejo de alabar lo que hacen algunos en esas cimas de alturas reservadas para unos cuantos, cada vez más, pero no para todos.
Si comparamos aquella expedición de 1.980 con lo que se hace ahora en el Himalaya nos será fácil ver como ha evolucionado el montañismo y en especial el Himalayismo. A Martín Zabaleta le acompañaban  otros 23 fenomenales montañeros más todo un equipo de aguerridos sherpas. Recuerdo que el único testimonio que hubo del momento de la llegada a la cumbre del Everest fue una grabación de la voz que salió por el walkie talkie que había en el campo base  “ GOR.. GOR… GORA EUKADIIIII “  esas fueron las palabras que se escucharon por de las ondas cuando Martín hoyó la cumbre, mucha gente lloró en la calle de alegría.
Hoy, también estará mucha gente llorando, pero de rabia y tristeza, yo soy de lágrima fácil y reconozco que me ha faltado poco, por no decir nada, para hacerlo. Ha vuelto a ocurrir, hoy se ha quedado para siempre otro montañero en las nieves del Annapurna, uno de los picos del Himalaya que más vidas se ha cobrado, sino el que más.
Hace poco fue Iñaki Ochoa de Olza, ahora Tolo Calafat, y por desgracia la lista seguirá creciendo con el paso de los años.
Como decía antes, ha cambiado mucho la forma y el estilo de subir a un 8.000 en los últimos años, tal vez uno de los precursores de esta nueva hola fue Reinhold Messner, quien no recuerda sus ascensiones en solitario y sin oxígeno. Antes hacer un 8.000 al año era casi impensable, ahora se hacen 2 ó 3. La evolución en los materiales y conocimientos han hecho que los 8.000 parezcan más asequibles, y posiblemente lo sean, pero cuidado, la altura de los montes no ha cambiado y la fisiología humana tampoco. El cuerpo humano tiene unos límites y aunque a base de duros entrenamientos se le puede “domar” un poco, siempre estará como una espada de Damocles el desconocido límite de cada uno en situaciones extremas.
Por otra parte está el tema económico, subir a un 8.000 cuesta muchos euros, hay que contar con el permiso, viajes, estancias, sherpas si los hay, trámites, sueldos ( que los hay )… etc. Si a todo ello le sumamos un equipo de televisión con todo su personal y material, y lo multiplicamos por dos o tres expediciones al año el resultado es un número con muchos ceros.
Ahí es donde pasan a la acción los sponsors, poderoso caballero don dinero. Otro factor que entra en juego, la ambición humana, parece que hoy en día solo tiene valor un hecho si eres el primero en algo. No hace mucho leí la noticia de un montañero que había sido el primero en subir al Everest ( creo que era esa cima ) siendo diabético… . Sinceramente, no lo entiendo, mañana aparecerá otro diciendo que solo ha subido utilizando una pierna, llegará otro que solo utilizó un brazo… . Bueno. de hecho ya hay uno que dice que los va a subir todos por segunda vez, ojalá le salga bien , de verdad. Y no lo digo por que me alegraría por el hecho de ser el primero en conseguir el doblete, digo ojalá para que no deje a otra mujer sola, ni a otros hijos solos.
En estas fechas hemos sido testigos de las ascensiones de los 8.000 por parte de varias mujeres de diferentes partes del planeta. Por todos es sabido que una de esas mujeres era Edurne Pasaban, nos han estado repitiendo por activa y por pasiva que para ella los 8.000 no eran una carrera, creo que ha quedado demostrado que no decía toda la verdad.
Pero lo de Edurne no es más que un ejemplo, y ojo, que me quito el sombrero ante lo que ha hecho Pasaban, solo subir a una de esas cimas ya tiene un gran mérito, mis diferencias con el montañismo, que dicen moderno, vienen en las formas empleadas para conseguir una cima.
Se está está traspasando una línea que marca los límites de lo cabal. Cierto es que el hombre siempre ha buscado el más dificil todavía, y ahora es como si para conseguir ese “más difícil” tengamos que utilizar el recurso del “todo vale”.
Con esto que escribo lo único que persigo es que al menos reflexiones sobre como estamos haciendo las cosas, que solo vivimos una vez.
Ninguna montaña es merecedora de quedarse con ninguna vida.
Saludos

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